Pudiera percibirse Cien Lloronas como una apuesta teatral, un performance, un ejercicio académico, un carnaval, una acción narrativa… pero lo verdadero, es que Cien Lloronas desde su estructuración, hasta su presentación, buscó promover y potenciar una acción que muchas veces pasa desapercibida en el hecho educativo, que es el “Encuentro”. Charles Pépin define que el Encuentro tiene el poder de hacernos descubrir el amor, la amistad o conducirnos hacia el éxito… y también el de sacudir y fisurar capacidad social, invitando a descubrir el mundo del otro.
Pero, ¿qué logró el Encuentro desde Cien Lloronas? Para dar respuesta al cuestionamiento, es importante abordar los siguientes desafíos:
Primer desafío, “Tentando las voluntades”. Este desafío busca despojar a los participantes (docentes, estudiantes) del centrismo que produce el enseñar y aprender una disciplina del saber. Pretende poner en el escenario el discurso de lo trascendental, al saber concreto de la disciplina. Desafiar las voluntades es incitar y motivar a las personas para asumir retos.
Segundo desafío, “Integrar imaginarios”. El imaginario colectivo fortalece la comunicación para lograr proyecciones conjuntas hacia la realización y materialización de las ideas. Por tanto, este desafío propende por el desnudamiento de las realidades individuales hacia la integración de una nueva realidad.
Tercer desafío, “Exponer las capacidades”. Este desafío lleva a la expresión humana, que comienza con el reconocimiento que cada participante realiza sobre sus sentimientos y emociones hacia un ejercicio de la razón. Permite la evidencia de cómo se pasa de la imaginación a la materialización de la misma, de tal manera que, en el proceso de materialización el cuerpo expone sus distintas cualidades (voz, motricidad, manejo del espacio, interacción con el otro, vinculación con el medio, creatividad) para develar quién es.
Cuarto desafío, “Asumir el compromiso”. El compromiso como desafío, involucra el fortalecimiento de una identidad, pero también al cambio y transformación. Involucra una actitud de apertura hacia lo nuevo, lo inesperado, en beneficio de lo común; lo que exige al participante dedicación, adhesión, conciencia de la responsabilidad y profunda preocupación por el otro en apoyo al mismo.
Quinto desafío, “Integrar lo ideado, contemplar y deleitarse”. Este desafío busca responder al cuestionamiento de ¿Quién es este ser, que, en su modo histórico de ser, es capaz de construir tan impresionantes conocimientos sobre lo que él mismo es? El desafío promueve el ejercicio reflexivo en torno a lo logrado, al éxito alcanzado, a las construcciones colectivas, a la unión de las pequeñas partes para llegar a todo, a la complejidad de lo construido, a su mejoramiento en conjunto con los demás, a sus aprendizajes, a la superación del miedo y del temor al fracaso.
Cien Lloronas, buscó presentar un escenario, en el cual se trastocaron estructuras de pensamiento de quienes observaron el ejercicio, como de quienes los estructuraron y presentaron; se remitió a la expresión de la crítica a unísono, sobre las realidades de la sociedad, enmarcada en situaciones que atacan la esencia del sentir humano: su fragilidad. La comparsa en representación de la ENSLAP, increpó a cerca del abandono, la indiferencia, la violencia, la exclusión, el silenciamiento, la opresión… como dolores sociales, que se lloran en silencio, en la lucha cotidiana, dolores que, de no ser atendidos llevan a la inhumanidad.
Planear y desarrollar este ejercicio participativo, permitió evaluar, al final de todo, quiénes somos y de qué somos capaces, para atender nuestras propias realidades y participar en la transformación de otras (realidades), porque a través de este Encuentro se logró sacudir y fisurar nuestra capacidad social para descubrir el mundo del otro.
Pero, ¿qué logró el Encuentro desde Cien Lloronas? Para dar respuesta al cuestionamiento, es importante abordar los siguientes desafíos:
Primer desafío, “Tentando las voluntades”. Este desafío busca despojar a los participantes (docentes, estudiantes) del centrismo que produce el enseñar y aprender una disciplina del saber. Pretende poner en el escenario el discurso de lo trascendental, al saber concreto de la disciplina. Desafiar las voluntades es incitar y motivar a las personas para asumir retos.
Segundo desafío, “Integrar imaginarios”. El imaginario colectivo fortalece la comunicación para lograr proyecciones conjuntas hacia la realización y materialización de las ideas. Por tanto, este desafío propende por el desnudamiento de las realidades individuales hacia la integración de una nueva realidad.
Tercer desafío, “Exponer las capacidades”. Este desafío lleva a la expresión humana, que comienza con el reconocimiento que cada participante realiza sobre sus sentimientos y emociones hacia un ejercicio de la razón. Permite la evidencia de cómo se pasa de la imaginación a la materialización de la misma, de tal manera que, en el proceso de materialización el cuerpo expone sus distintas cualidades (voz, motricidad, manejo del espacio, interacción con el otro, vinculación con el medio, creatividad) para develar quién es.
Cuarto desafío, “Asumir el compromiso”. El compromiso como desafío, involucra el fortalecimiento de una identidad, pero también al cambio y transformación. Involucra una actitud de apertura hacia lo nuevo, lo inesperado, en beneficio de lo común; lo que exige al participante dedicación, adhesión, conciencia de la responsabilidad y profunda preocupación por el otro en apoyo al mismo.
Quinto desafío, “Integrar lo ideado, contemplar y deleitarse”. Este desafío busca responder al cuestionamiento de ¿Quién es este ser, que, en su modo histórico de ser, es capaz de construir tan impresionantes conocimientos sobre lo que él mismo es? El desafío promueve el ejercicio reflexivo en torno a lo logrado, al éxito alcanzado, a las construcciones colectivas, a la unión de las pequeñas partes para llegar a todo, a la complejidad de lo construido, a su mejoramiento en conjunto con los demás, a sus aprendizajes, a la superación del miedo y del temor al fracaso.
Cien Lloronas, buscó presentar un escenario, en el cual se trastocaron estructuras de pensamiento de quienes observaron el ejercicio, como de quienes los estructuraron y presentaron; se remitió a la expresión de la crítica a unísono, sobre las realidades de la sociedad, enmarcada en situaciones que atacan la esencia del sentir humano: su fragilidad. La comparsa en representación de la ENSLAP, increpó a cerca del abandono, la indiferencia, la violencia, la exclusión, el silenciamiento, la opresión… como dolores sociales, que se lloran en silencio, en la lucha cotidiana, dolores que, de no ser atendidos llevan a la inhumanidad.
Planear y desarrollar este ejercicio participativo, permitió evaluar, al final de todo, quiénes somos y de qué somos capaces, para atender nuestras propias realidades y participar en la transformación de otras (realidades), porque a través de este Encuentro se logró sacudir y fisurar nuestra capacidad social para descubrir el mundo del otro.
Docentes Área de Educación Artística y Cultura
ENSLAP
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