"UN ACERCAMIENTO DE CUERPO Y CORPORALIDAD HACIA EL ÉNFASIS DE LA ENSLA" Jim Valvan
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Entender el término de cuerpo, es parte intrínseca de lo que es el ser humano y de lo que representa en la vida como tal que su concepción siempre está evolucionando con relación al cambio de la sociedad. El cuerpo representa lo que somos en todo momento desde que somos concebidos, que viene desarrollándose según el contexto en que nacemos y crecemos. Durante los últimos años el cuerpo ha sido objeto de estudio en los campos culturales y deportivos, entendiendo un ámbito de relaciones culturales, políticas, sociales y económicas entre otros, generando una serie de inquietudes a nivel general. El cuerpo como tal es inconcebible tener una percepción de las sensaciones en las que el movimiento hace que ese cuerpo sea un sujeto consciente no solo de su materialidad, sino de conexión que tiene con ella. Todo lo que vivenciamos, conocemos o nos constituye pasa por y en el cuerpo.
La expresión “tenemos un cuerpo” que permite concebir que el cuerpo es la recopilación racionalidades concibiendo así, la corporalidad. El cuerpo, no puede comprenderse tan solo en un concepto natural de ser sólo órganos, anatomía, fisiología y biología, pues estamos compuestos también de sentidos que le representan las maneras como lo percibimos y vivenciamos. Por tanto, el cuerpo no solo es experiencia fisiológica y física orgánica, sino que se construye en concepción de humanidad.
Un cuerpo en movimiento observable no es una simple acción mecánica de los segmentos corporales en la representación de reacciones de un organismo en situación. En sí, se trata de la existencia incorporada, cuerpo, sensación y pensamiento la idea formulada por Cajigal (1979) acerca del “cuerpo, pero más que cuerpo”, es más que real. Esta mención se da desde la realidad que engrana lo temporo-espacial-causal, implicando lo esencial en términos de existencia humana. Podemos afirmar entonces, que la persona humana se constituye en lo corporal y que es inconcebible sin su cuerpo, involucrando esto todas las dimensiones del desarrollo humano. “Yo soy persona desde mi existencia más elemental, y, lejos de despersonalizarme, mi existencia encarnada es un factor esencial de mi fundamento personal” (Mounier, 2006, p. 47).
No se reduce el cuerpo a una sola modalidad en experiencia; Aquí se expresa objetivamente la persona, ya desde la técnica o la cultura, su identidad en la vivencia a través del cuerpo. En cuanto que se va adquiriendo un dominio técnico del movimiento en el propio cuerpo, se va formando y organizando intencionalmente la interioridad de los deseos, tendencias y acciones posibles, y por lo tanto se va conformando y organizando también intencionalmente el mundo exterior, pues el mundo interior y el exterior adquieren cada uno su sentido en función del otro constituyendo un solo mundo vital.
Así, disponer del mundo es disponer del cuerpo y viceversa (Arregui y Choza, 2002, p.142). Es en éste momento que se evidencia, la relación entre cuerpo y ser, mediante manifestaciones de orden emocional, y acciones personales manifiestan libertad, apertura e intimidad. Podemos decir entonces, que en las formas de visualizar el estudio del movimiento del cuerpo según los sentimientos nos define la corporalidad humana, planteados por Bisquerra (2016), complementado por lo neurofisiológico, comportamental y cognitivo.
La expresión “tenemos un cuerpo” que permite concebir que el cuerpo es la recopilación racionalidades concibiendo así, la corporalidad. El cuerpo, no puede comprenderse tan solo en un concepto natural de ser sólo órganos, anatomía, fisiología y biología, pues estamos compuestos también de sentidos que le representan las maneras como lo percibimos y vivenciamos. Por tanto, el cuerpo no solo es experiencia fisiológica y física orgánica, sino que se construye en concepción de humanidad.
Un cuerpo en movimiento observable no es una simple acción mecánica de los segmentos corporales en la representación de reacciones de un organismo en situación. En sí, se trata de la existencia incorporada, cuerpo, sensación y pensamiento la idea formulada por Cajigal (1979) acerca del “cuerpo, pero más que cuerpo”, es más que real. Esta mención se da desde la realidad que engrana lo temporo-espacial-causal, implicando lo esencial en términos de existencia humana. Podemos afirmar entonces, que la persona humana se constituye en lo corporal y que es inconcebible sin su cuerpo, involucrando esto todas las dimensiones del desarrollo humano. “Yo soy persona desde mi existencia más elemental, y, lejos de despersonalizarme, mi existencia encarnada es un factor esencial de mi fundamento personal” (Mounier, 2006, p. 47).
No se reduce el cuerpo a una sola modalidad en experiencia; Aquí se expresa objetivamente la persona, ya desde la técnica o la cultura, su identidad en la vivencia a través del cuerpo. En cuanto que se va adquiriendo un dominio técnico del movimiento en el propio cuerpo, se va formando y organizando intencionalmente la interioridad de los deseos, tendencias y acciones posibles, y por lo tanto se va conformando y organizando también intencionalmente el mundo exterior, pues el mundo interior y el exterior adquieren cada uno su sentido en función del otro constituyendo un solo mundo vital.
Así, disponer del mundo es disponer del cuerpo y viceversa (Arregui y Choza, 2002, p.142). Es en éste momento que se evidencia, la relación entre cuerpo y ser, mediante manifestaciones de orden emocional, y acciones personales manifiestan libertad, apertura e intimidad. Podemos decir entonces, que en las formas de visualizar el estudio del movimiento del cuerpo según los sentimientos nos define la corporalidad humana, planteados por Bisquerra (2016), complementado por lo neurofisiológico, comportamental y cognitivo.
Docentes de Artes, Educación física, Recreación y Deportes